En períodos de crisis, así como en períodos de cambios personales, organizacionales y globales, esta pregunta se vuelve especialmente relevante.
Hace una semana, uno de mis conocidos expresó su opinión en una red social de manera agresiva y ultimátum. El tema en cuestión era el coronavirus y su desacuerdo con las medidas restrictivas tomadas en su país. Además de la frustración acumulada, cuestionaba hechos científicamente comprobados. Normalmente, evito participar en este tipo de discusiones, pero conozco a esta persona desde hace mucho tiempo y me intrigó unirme.
Así que, pensé que sabía lo suficiente sobre métodos de persuasión y manejo de resistencia, pero en este caso particular, en algún momento me di cuenta de que incluso mi amistad hacia él y los hechos aparentemente irrefutables no eran suficientes para siquiera cuestionar su punto de vista. Así que me aparté y me fui a reflexionar, buscando más información sobre el tema. Encontré algo en investigaciones sobre el pensamiento crítico. Qué es y por qué es importante en convencer a otras personas sigue leyendo.
¿Por qué es tan difícil persuadir a otras personas?
Las investigaciones sobre el comportamiento humano revelan:
- Los hechos no ayudan a persuadir a las personas. Nuestro cerebro está diseñado de tal manera que ignorará todos los hechos que no se ajusten a nuestras creencias internas. Incluso al contrario: los hechos polarizan a las personas y las dividen en grupos.
- Con frecuencia, nuestras creencias son totalmente infundadas y superficiales. Estamos seguros de que «aquí es donde se debe hacer así», pero si empezamos a hacernos preguntas sobre el porqué, nuestros argumentos estarán compuestos de fragmentos de memoria y experiencias personales que se contradicen entre sí.
- Refutar nuestras propias creencias es arriesgado. El punto es que nuestras convicciones se formaron bajo la influencia de alguien importante para nosotros. Esta influencia puede provenir de personas individuales o de grupos de personas. Cuestionar nuestras propias creencias es desafiar al grupo con el que nos identificamos. Siempre dividimos a las personas en «nosotros» y «ellos». Ir en contra de «nosotros» es como asomarse por la ventana abierta en el noveno piso: es muy aterrador y, después de todo, ¿por qué hacerlo?
¿Qué se puede hacer al respecto?
¿Cómo encontrar un punto en común con la otra parte y convencer a alguien más?
Esto es muy complejo. Un recurso clave para empezar a trabajar en esta dirección es:
- No debatir, como lo hice yo. Al final, eso es solo una pérdida de tiempo y recursos que llevará a lo mismo: división y odio mutuo.
- Buscar un terreno común, valores compartidos y partir de ellos (por ejemplo, podemos tener diferentes puntos de vista sobre la vacunación, pero incluso aquí nuestro valor compartido es el cuidado de la familia).
A continuación, es importante entender si una persona es capaz de pensar críticamente. Todos tenemos una opinión muy alta de nosotros mismos y todos estamos seguros de que somos capaces de pensar críticamente. Pero, ¿cómo saber si esto es cierto? ¿Tiene nuestro interlocutor (y nosotros mismos) capacidad de pensamiento crítico?
El investigador Christopher Dwyer [1] destaca las siguientes características del pensamiento crítico.
Características del pensamiento crítico
- La capacidad de reflexión (es decir, observar nuestro propio comportamiento, actitud y opiniones). Seguir la motivación que se encuentra detrás de nuestras acciones, actitudes y opiniones. Distinguir entre información veraz y información falsa.
- La capacidad de estar abierto a las ideas de los demás (o, como lo llaman los psicólogos, flexibilidad cognitiva). No juzgar duramente y abordar con calma opiniones en conflicto, así como evaluarlos de manera equitativa utilizando métodos de evaluación y análisis similares. Separar las creencias de otras personas de nuestras propias ideas o intereses.
- La habilidad de buscar constantemente la verdad. Buscar la información veraz a través de hacer constantemente preguntas a uno mismo y a los demás. Examinar y presentar los argumentos a favor y en contra. Tener la disposición de cuestionar las creencias populares (no sólo las de los demás, sino también las propias). Ser honesto y objetivo en la búsqueda de la verdad, incluso si las conclusiones no respaldan tu propia creencia u opinión. Estar dispuesto a cambiar de opinión si es refutada durante el proceso.
- La habilidad de ser escéptico (Poner en duda ideas, no hacer suposiciones antes de confirmar la información, tener la capacidad de investigar un tema desde diferentes perspectivas).
- Tener perseverancia (mantenerse constante y motivado al enfrentar tareas difíciles, ser capaz de manejar contratiempos y dificultades, tener una motivación para buscar la verdad independientemente de las expectativas personales, deseo de progresar y capacidad para no rendirse).
- Capacidad de ser claro y organizado en su pensamiento y en la presentación de los resultados.
Si la persona a la que estás tratando de persuadir no posee estas cualidades, es muy probable que tus esfuerzos sean en vano. Además, cualquier tipo de presión por tu parte solo hará que la persona se desconecte de la conversación contigo. Por lo tanto, ¡cuida tu energía y utiliza tus fuerzas sabiamente!
P.D. Mientras escribía el artículo, me metí en otra historia poco persuasiva. El resultado es el mismo. ¡La repetición es la madre del aprendizaje! 😀
[1] Enlace al perfil de Christopher Dwyer en la revista «Psychology Today» con artículos sobre pensamiento crítico.

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